miércoles, 19 de diciembre de 2007

En el recuerdo, Siempre


Recuerdo perfectamente el día que lo vi por vez primera. Granizaba de forma brutal, llevaba poco tiempo viviendo allí y la verdad es que me sorprendió tanta virulencia atmosférica.

"Anda, mira" me dije a mí mismo, "debe de ser de la vecina". Aparcado cerca de la puerta del garaje de mis vecinos, recibiendo el tremendo impacto del granizo, aguantaba estoico el pequeño campeón...


Recuerdo perfectamente también el día en que fui a proponerle la venta a mis vecinos. Era miércoles, estaba muy oscuro. Bajé del autobús y de camino a mi casa pude verlo allí aparcado, exactamente en el mismo lugar que ocupaba desde hacía al menos tres meses, tal vez seis, desde que lo viera resistir a la tormenta.

Llamé a la puerta, y me abrió Mercedes quien amablemente me invitó a pasar al salón, donde Paco me recibió con una sonrisa. "Es tuyo", me dijo. "¿Qué te voy a cobrar? Si pagas los numeritos atrasados, te lo quedas y punto" proseguía el buen hombre ante mi estupor. Dicho y hecho, con un apretón de manos y dos besos, como debe de ser entre hombres y mujeres de palabra y honor. A Mercedes le encantaron los bombones que le regalé como muestra (humilde) de agradecimiento.


Recuerdo perfectamente lo mucho que disfruté durante muchos meses de un pequeño Renault Super Cinco GTL, ¡mi primer coche! Hojalata llegó a llamarlo un incauto mequetrefe, antes de enrojecer de rabia en la distancia; nunca 60cv rindieron tanto. ¡Qué dureza y pundonor!

Miles de anécdotas acompañaron esos muchos meses de aprendizaje. Resultó ser éste un coche juguetón, duro, y tremendamente divertido. Lo pienso y me sonrío mientras escribo estas letras...


Recuerdo perfectamente cuánto me advirtieron que no debía deshacerme del coche, y cuánto me criticaron por ello. Las averías del R5 suponían cuatro perras. Entendía que algún día costaría más el collar que el galgo; pero poco entiende el sentimiento de practicidades y gastos. ¡Porca miseria!

Así que mis vecinos habían tenido a bien regarlarme el coche, ¡y cuánto bien me hicieron! De la misma forma, decidí regalarle el coche a mi buen amigo Dave (The Motherfucking Rake, ¡un beso!). No sé, tal vez entendí el R5 como una especie de objeto portador de alegrías que debía ser útil a varias manos... Jamás me planteé lucrarme con su venta, que por otra parte poco me habría reportado. Como digo, me pareció mejor idea regalárselo a Dave, para que se soltase con él, y le prestase a él el mismo servicio que a mí me había prestado. Y vaya si lo ha hecho...


Mes de Diciembre del año 2007. Mes en que hacía veinte años desde que salió el pequeño R5 blanco de fábrica. Nunca quise hacerme fotos con él, hasta hace pocos días. Sabía que algún día sería el último, y qué quereis que os diga... Como dice mi hermano pinteño, para algunos será sólo un coche. Para mí el R5 supuso un salto cualitativo brutal, calidad de vida y libertad frente al infierno de los buses que llegan tarde, mal o nunca. Para muchos sólo un coche, algo material y sin alma. Para mí, un amigo. Tal vez esté loco...


Así que recuerdo perfectamente cómo llegó este coche a mí, y siempre recordaré cómo se ha ido, cumpliendo su último gran servicio en beneficio de un hermano mayor que sin duda bien le vendrá al buenazo de Dave.

Tornen las lágrimas en risa sincera del que recuerda algo para Siempre, con el orgullo de llevarlo dentro del corazón.


¡¡¡Hasta Siempre pulga!!!

miércoles, 21 de noviembre de 2007

¡Hasta pronto!


Ayer, martes 20 de noviembre de 2007, en un acto celebrado en el Instituto Iberoamericano de Finlandia, asistimos al adiós (al menos en el ámbito docente en madrid) de Úrsula Ojanen, hasta ahora profesora de finés en la UAM, entre otras muchas cosas.

A mí me bastó con asistir a sus clases durante un año (Finés I y II) para desarrollar hacia su persona una admiración y cariño particulares. De hecho podría decir tranquilamente que ella es una de las razones (al igual que mi buen amigo Dave) por las que me siento orgulloso de haber sido alumno de la UAM, a pesar de mi "fracaso" académico.

Sólo un año para sentir que se despide de nosotros una persona brillante, cándida, bellísima.

Me quedo con una de las frases que emocionada pronunció: "...se aprende enseñando". Y su currículo da buena muestra de ello.

Se despidió una máquina de la docencia, del aprendizaje, de la bondad, a la que siempre recordaré con una sonrisa en los labios (y alguna lágrima en los ojos).

Hei hei Ursula, ja kiitos. See you in Helsinki...

jueves, 27 de septiembre de 2007

Fayn


Bienvenidos a mi mundo. Pasad, hermanos, y poneos cómodos; cambiad vuestras botas por estas zapatillas de seda. Hay pan sobre la mesa, y sopa en el caldero. Huele bien, ¿a que sí? Es el aroma de la Libertad, que se confunde con el de las brasas. Venid, acercaos a la ventana y mirad afuera. ¡Qué hermosa alfombra tejida de oro y cobre! Toda una constelación de hojas caídas de estos árboles que ahora nos saludan. Sentid sobre vuestros rostros las caricias de los últimos destellos del Sol benigno. Cantan los pájaros en vuestro Honor.

Pero ¡por favor! Sentaos a la mesa; os serviré cerveza, y hablaremos al amor de la lumbre. Pronto estará lista la sopa, y podreis descansar. La madera es acogedora, y ya he preparado unos camastros de heno. No es mucho lo que os puedo ofrecer, pero sabeis bien que mi pequeño mundo es también vuestro.

Ya humea el caldero; la Felicidad se esconde detrás de cosas pequeñas. Tomad las cucharas.

¿Os fijais? Callan los pájaros, hablan los grillos. Esta noche encenderé en el Firmamento una bella Estrella que brillará sólo para nosotros, sólo en Nuestro Mundo...

viernes, 21 de septiembre de 2007

Carta al Ser Desaparecido


Querido amigo... ¡quisiera saber dónde te hallas! Echo tanto de menos tu risa sincera, tu confianza ciega, tu noble sentido de la Palabra... ¿Recuerdas cuando hace unos años paseábamos a diario descubriéndonos secretos mientras saboreábamos las grises mañanas? Cada paso dado fortalecía nuestra Amistad de Hierro. ¡Y cómo reíamos!


Me enseñaste a ser libre, a ser adulto. A afrontar todas las consecuencias de mis actos, con el brillo de la Verdad en mis ojos, con la cabeza bien alta. Palabras las tuyas que como un Maná dulce empaparon mi corazón de por vida. Qué balsámico efecto el de tus abrazos, el de tus consejos y tus minutos en Silencio escuchando mi voz rota...


¿Por qué desapareciste tan repentinamente, sin avisar, sin decir adiós? Tal vez nunca te diste cuenta de que te alejabas por momentos, y tampoco yo supe retenerte. Quedó en tu lugar un Vacío tan desagradable... No puedo culparte. Porque no sé si la culpa es mía, o si el culpable eres Tú. Ni me importa, ni creo en el fondo que haya culpables cuando no hay afrenta cometida. Pero tu marcha es tan real y tangible como tangible es el dolor que siento al escribirte. Dolor mío de cada día que quebró mis alas de mariposa, y rompe la tela de la araña.


Escribo estas líneas para homenajear al Hombre Desaparecido a quien tanto necesito. Allá donde estés, recuerda el Amor que por ti profeso. Con desesperación sigo buscándote a veces. Pero se encarga la Vida con cada nuevo capítulo de enseñarme que hay cosas que terminan, se van, o tal vez huyen, para no regresar jamás... Perdona si alguna palabra se ha borrado; no tengo con qué enjugar mis lágrimas.


Hasta Siempre...


Soul Naked


Desnudo mi alma en busca de versos perdidos en mi memoria. Un soneto invisible plasmado en la hoja en blanco. Danzó la Mala Fortuna, y yo bailé con ella.


Lo más cruel es rebuscar en el Pasado para inspirar a la infructuosa pluma. Pierdo la consciencia, tan sólo intuyendo el dolor espantoso que por entonces sufrí. My silent time of Losing...


No brotan las palabras, ni las rimas. El alma desnuda tiembla de frío. Y de miedo. Porque es vívido el Recuerdo. Y poque no encuentro los versos.


viernes, 14 de septiembre de 2007

Aún es de noche


Salgo de casa por la mañana para ir al trabajo, y aún es de noche.

Hace apenas unas semanas era muy distinto, cuando mis pasos hacia el coche eran acompañados por los cantos de los pájaros, y el horizonte herido de muerte me recibía con los brazos abiertos.


Pero ahora es de noche aún. Lo que me hace recordar que el Tiempo no se detiene, que acelera su paso, que nos pisa los talones. Es de noche aún. Septiembre ha consumido la mitad de su vida, y el Otoño lamenta que habiendo apenas nacido, pronto sucumbirá a un Invierno extraño.


Cuando llego al trabajo, media hora después, caigo en la cuenta de que aún es de noche.

Oscuridad, espiral. Se rompen los Ciclos. No hay marcha atrás.


Apenas unas horas de Luz para sentirnos vivos, e intuir el aroma a Tierra mojada.


La Tarde es un suspiro gris.


Me ducho. Ya es de noche.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Restless


Duermen las ciudades. Murmullos invisibles de insectos nocturnos. El maullido de un gato. Y en medio de todo, yo y mi insomnio, abrazados bajo la sábana por segunda noche consecutiva. Achaqué al calor la falta de sueño la primera noche; dos veces, no puedo. Seco el sudor de mi frente, y doy la enésima vuelta, presa de la ira.


Hace muchos años alguien plasmó en forma de óleo sobre tabla este mismo momento.


A mi izquierda, la noche plácida ampara a quienes buscan descanso, y les ofrece su negro regazo: el paraíso.

A mi derecha se desata una guerra de locos; gritos, luces, falta de respeto. La enfermedad diagnosticada y la que está por diagnosticar: el infierno.

Doy por hecho que mi habitación es el mundo, triste y oscuro, sin esperanza. Donde nada cambia, donde nada prospera. Donde la apariencia supera a la realidad, y nos encamina hacia la perdición.


De tuin der lusten.


Las tres y media. El agotamiento se apodera de mí, y mi estómago es recorrido por calambres.

Sé que en algún momento perderé la consciencia. Y cuando suene el despertador, me levantaré y lavaré mi cara, como tratando de borrar de ella los signos de la fatiga. Y afrontaré el día con las mismas ganas de siempre, mas mermadas las fuerzas. Las cuatro menos cuarto. No sé cuánto más podré aguantar. Puedo oir los segundos huir, salir corriendo y escapar en la oscuridad. Cierro los ojos, y empiezo a desvariar.


Flota en mi mente una pregunta. ¿Cuánto más podré aguantar?


viernes, 17 de agosto de 2007

Sabor amargo


A pesar de que aprieto mis dientes con mucha fuerza, quedan resquicios por los que escapa el pesar, disfrazado de gemido.

Saliva y bilis.

Como si de un saco de arena se tratase, sigues golpeando mi cuerpo con violencia; sin embargo, escupes palabras vacías bañadas en lágrimas que, a modo de sellante, casi funden en uno tu rostro y esa patética máscara de victimismo con la que ocultas tu ego paranoide.

Imagino que en tu mundo paralelo de palabrería barata es fácil convencer al medio sordo, o al que oye lo que quiere oir.

Saliva y bilis.

Mezcla maldita, amargura líquida que seca y quiebra mi garganta, donde se ahogan gritos de furia jamás liberados.
Bilis que llega hasta mis putos ojos, que se enrojecen y claman justicia.

Saliva y bilis, y sangre.

Mis palabras, sosegadas en principio, trataron de hacerte ver la luz. ¿Y cómo me lo agradeces?

Golpeando una y otra vez mi mente, como un boxeador que se entrena para el último gran combate de su vida.

Quieres fantasmas, quieres años perdidos.

Yo te ofrezco saliva y bilis, y sangre: palabras salvajes, labradas más que articuladas, que viertan en tus oidos un mensaje amargo, mas sincero y sentido, necesario y desesperado.

Real.

Saliva y bilis que se acumulan en mi boca herida, para acabar con los fantasmas.
Y con los frutos del Odio...

jueves, 17 de mayo de 2007

Descontrol


Cada día peor.

Tengo la cabeza cada día peor.

Ayer me dejé la cartera en su bolso, por supuesto con toda la documentación.

La gente que me rodea, esto es, gente del trabajo, ella misma, valora muy negativamente este hecho, casi como si del lanzamiento de una puta bomba nuclear se tratase.
-¡Para que te pare la guardia civil sin carnet de conducir! -dicen.
-¡Sin documentación por ahí! -prosiguen.
-¿Y si necesitas dinero? -rematan.
Etc... etc...
Pero yo no le doy muchas más vueltas al asunto. Es decir, me jode porque por supuesto podría tener consecuencias: solo me ha parado la guardia civil 2 o 3 veces en 5 años como conductor, y es altamente improbable que lo haga hoy, pero podría ser así. Así que sí, me jode. Y también me jode porque es otra muestra (más) de que tengo la cabeza en otra dimensión.
Pero es que por otra parte, no puedo hacer nada hasta que la vea. Está hecho, ¿ok? Así que... ¿para qué rayarme más de la cuenta? Hay cosas de verdad importantes...

Imagino que esa es la base en la que se sustentan los agoreros para calificarme de pasota. Pues miren, sí. Si por pasota se entiende a aquél que no martiriza a los demás ni a sí mismo por el error cometido, llámenme así. Uno ha de asumir sus errores, y hacer lo posible para no cometerlos de nuevo. Sinceramente, no dispongo de medios para deshacerme de esta maldita mala memoria. Ilumínenme ustedes, seres histéricos...

Porque es histeria lo que en realidad irradian muchos de sus ojos. No es mi intención hacerme el listo; no se me da bien, y no me creo mejor ni peor que nadie.

Pero lo cierto es que es histeria pura y dura lo que albergan muchas mentes. Histeria parapetada, eso sí, tras palabras y gestos de determinación, de suficiencia, de seguridad en uno mismo... Histeria provocada por lo que es el meollo del asunto, el descontrol. Supongo que es humano el tratar de mantener el control sobre nuestra vida. Humano equal absurdo, incluso ridículo. Porque es totalmente imposible controlar ciertas facetas, situaciones concretas. Hay factores externos determinantes. Y son externos, por lo que no podemos ejercer poder sobre ellos. Podemos tenerlos miedo si queremos, pero no controlarlos. Así que... ¿para qué tratar de controlar absolutamente todo lo relacionado con nuestras vidas cuando por definición esto es imposible? Acaso para que la frustración sea algo viable, esperable incluso. Para permitir que la histeria haga acto de aparición de cuando en cuando. O para desterrar la felicidad. ¿Yo qué sé? Tampoco me importa. Tal vez después de todo, sí que soy un pasota...

viernes, 11 de mayo de 2007

La Anunciación


Quería que la noche fuese perfecta. Así lo necesitaba. Llevaba meses dándole vueltas al asunto, y por fin llegaba la noche...

La carta mostraba una buena selección de manjares; eso sí, el precio era algo elevado. Aún así, hay veces en que el corazón grita más alto que la cabeza -en mi caso, ocurre demasiado a menudo- y cuando la ocasión bien lo merece, el dinero es la última de las preocupaciones.

Como en una nube, conversamos largo y tendido mientras se sucedían las idas y venidas del mètre, degustando el fino sabor del buen vino que se diluía entre las palabras...

Cuando quise darme cuenta había llegado el momento. No había nada escrito, nada planeado. Desapareció el mundo. Huyeron los demonios ante el Ángel cuando el corazón me dio la señal. Aún tenía resto de dulce sobre los labios. Abrí la bolsa de plástico, saqué el sobre y se lo acerqué a las manos: pedazos de mi alma; mi pasado, presente y futuro, convertidos en tinta y vertidos sobre el papel. Letra de letrado, renglones divinos. Biseccionado el espíritu ardiente, bebí sus lágrimas con la mirada. La cajita en mis manos; brotaron en mi boca las cuatro palabras más bellas jamás pronunciadas. Ruego, compromiso, ofrenda: La Anunciación...
Más tarde, en la habitación, descansaban nuestros cuerpos en comunión. La abracé, y sentí su profunda respiración dormida sincronizar con mis pulmones. Deslicé mi mano bajo las sábanas, hasta llegar a sus dedos. Y sí, allí se hallaba aún. Uno para dominar mi corazón. No había sido un sueño...

jueves, 10 de mayo de 2007

Vehemente


Casi nunca suceden las cosas como uno pudiera desear.
Los acontecimientos tienden a precipitarse, y raramente avisan de ello. Cuando la realidad nos abofetea con crueldad suele ser demasiado tarde.
Vehemente.
Así me llamaron. Así calificaron mi discurso, y mis maneras. ¿Cómo fueron entonces sus formas? Porque muchas veces es más importante o trascendente la forma que el contenido.
Pensaron que podrían engañarme. Pero aunque torpe, conservo una buena vista.
Resulta duro dar las cosas por sentado: son muchas las decepciones.
Di por hecho que merecía la verdad. Que merecía un respeto.
El comprender un hecho implica considerar lícitos sus orígenes, su gestación y su manifestación. Pero en ningún caso conlleva el aceptarlo, asimilarlo ni considerarlo agradable. Lo hecho, hecho está. Entiendo el por qué, pero no el cómo. Por favor, que no me pidan compartir ese secreto a voces. Atenuado por el tiempo, y por las muchas horas de desgaste mental, he aprendido a vivir con el puñetazo y, ciertamente, duele menos. Habiendo considerado siempre la empatía como una grandísima virtud, juro que he hecho un gran esfuerzo. ¿Por qué entonces las mentiras? ¿Qué quieren de mí?
Es muy fácil usar las palabras como dardos brutales: me acercaron el cepo, y mordí el queso. ¡Qué estúpido soy a veces! Y qué injusto el corazón de las personas, tan propenso a aniquilar el uso de la razón... Lo más duro fue certificar que las circunstacias están muy por encima, y que ha desaparecido su savoir faire...
Vehemente.
¿Seguro?

Los tres pies al gato

Hola.

Hay gente que por algún motivo que desconozco, está especializada en buscarle los tres pies al gato, siempre, en cada ocasión. Esta gente es capaz de observar miles de detalles que, por ejemplo para mí, pasan desapercibidos. Tal vez sea yo tonto. Es más que probable.
Pero al margen de mi supuesta estupidez, lo cierto es que esta gente de la que hablo saca cualquier cosa de quicio. A veces pienso que tal vez la cuestión es su imposibilidad de vivir sin problemas. Toda la información que les rodea es filtrada por sus mentes, las cuales transforman lo sencillo en múltiple; lo simple, en complejo; lo fácil, en difícil. Estas personas están siempre alerta, dispuestas a ver lo inverosímil, lo rebuscado, lo sospechoso, para magnificarlo y adorarlo: lo absurdo se derrama por su boca, y se adquiere el color de lo dogmático. ¿De verdad es tan inalcanzable la estabilidad emocional? Porque en ocasiones es ciertamente de locos esa puta obsesión por sacarle punta a todo, racionalizando lo incoherente; credo quia absurdum...
Lo peor del asunto es que creo que me están contagiando su mal. El virus de la paranoia me hace darle tantas vueltas a ciertas cosas... Finalmente, lo que nunca estuvo ahí, cobra vida ante mis ojos, y ¡es tan real! Casi tangible.
Pero estoy automedicándome. Mentalmente me recrimino mis neuras, y la mayoría de estas veces en que me transformo en uno de esos buscadores de pies acabo riéndome de todo. No pienso rayarme nunca más con esas tonterías. La vida es compleja, pero pienso disfrutar de la simpleza de ciertas cosas, sin buscarle los tres pies al gato...