jueves, 10 de mayo de 2007

Los tres pies al gato

Hola.

Hay gente que por algún motivo que desconozco, está especializada en buscarle los tres pies al gato, siempre, en cada ocasión. Esta gente es capaz de observar miles de detalles que, por ejemplo para mí, pasan desapercibidos. Tal vez sea yo tonto. Es más que probable.
Pero al margen de mi supuesta estupidez, lo cierto es que esta gente de la que hablo saca cualquier cosa de quicio. A veces pienso que tal vez la cuestión es su imposibilidad de vivir sin problemas. Toda la información que les rodea es filtrada por sus mentes, las cuales transforman lo sencillo en múltiple; lo simple, en complejo; lo fácil, en difícil. Estas personas están siempre alerta, dispuestas a ver lo inverosímil, lo rebuscado, lo sospechoso, para magnificarlo y adorarlo: lo absurdo se derrama por su boca, y se adquiere el color de lo dogmático. ¿De verdad es tan inalcanzable la estabilidad emocional? Porque en ocasiones es ciertamente de locos esa puta obsesión por sacarle punta a todo, racionalizando lo incoherente; credo quia absurdum...
Lo peor del asunto es que creo que me están contagiando su mal. El virus de la paranoia me hace darle tantas vueltas a ciertas cosas... Finalmente, lo que nunca estuvo ahí, cobra vida ante mis ojos, y ¡es tan real! Casi tangible.
Pero estoy automedicándome. Mentalmente me recrimino mis neuras, y la mayoría de estas veces en que me transformo en uno de esos buscadores de pies acabo riéndome de todo. No pienso rayarme nunca más con esas tonterías. La vida es compleja, pero pienso disfrutar de la simpleza de ciertas cosas, sin buscarle los tres pies al gato...

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