jueves, 10 de enero de 2008

Fotos Varias

He añadido una presentación con varias fotillos que quería compartir con vosotros.
Saludos!!!

miércoles, 2 de enero de 2008

Las Cosas Pequeñas


Las cosas pequeñas.

Pongo siempre un ejemplo de cosecha propia.

Imaginad que todos los días, debido al motivo que fuere, cruzáis un pequeño parque, en el que hay alguna planta, unas flores, un banco...
Imaginad que un día alguien planta una pequeña rosa junto a las otras flores. ¿Os percataríais? Seguramente no.
Imaginad que así, cada día de la semana, cada mes, durante un año entero, alguien sigue introduciendo pequeños cambios en ese parque: otra pequeña flor, unas piedras de colores, se planta un árbol o se pinta una balda del banco...
Casi ninguno de nosotros se daría cuenta de los cambios, al menos hasta transcurrido un buen periodo de tiempo, y sin embargo estaríamos cruzando un parque absolutamente nuevo y diferente respecto al del primer día.

Pues pienso que de la misma forma los grandes cambios que se llevan a cabo en la vida parten de cambios pequeños que sumados unos a otros suponen una gran transformación. Algo así como “little changes lead to big changes”.

Las cosas pequeñas, ésas que a veces pasan inadvertidas a nuestros ojos, y que sin embargo son el génesis de algo más grande.

Un trago de buen vino. El recuerdo de un pequeño Renault Cinco. Encontrarnos a Esther en el Media Markt (¡felicidades!), y rescatar rostros perdidos en la memoria. Un zapateado improvisado a 90kms de casa. Un sobre olvidado...

Cosas pequeñas.
Cosas que importan.

A todos los que pudieran llegar a leerme, a aquellos que seguro me leen, y a los que nunca lo harán: ¡feliz año nuevo! Año 2008, un año de cosas pequeñas y grandes cambios...

23:45h


Sabes que va a ocurrir, y no hay nada que puedas hacer para impedirlo.
Puedes sentirlo en el aire, en tu respiración, en tus ojos.
Es como una imagen jamás vista que estalla en miles de pedazos hiriéndote el alma.
Sabes que va a ocurrir, y que no puedes fingir; nadie lo hará.
Te sientas, bebes con desgana, te ahoga la acritud de tu propia saliva.
Resbalan por tu garganta las lágrimas que lloras por dentro, quemándolo todo a su paso.
Mueren los últimos atisbos de alivio, y miras su rostro.
Sabes que va a ocurrir, y acaba ocurriendo. Ocurre. Y duele.
Adiós.