jueves, 27 de septiembre de 2007

Fayn


Bienvenidos a mi mundo. Pasad, hermanos, y poneos cómodos; cambiad vuestras botas por estas zapatillas de seda. Hay pan sobre la mesa, y sopa en el caldero. Huele bien, ¿a que sí? Es el aroma de la Libertad, que se confunde con el de las brasas. Venid, acercaos a la ventana y mirad afuera. ¡Qué hermosa alfombra tejida de oro y cobre! Toda una constelación de hojas caídas de estos árboles que ahora nos saludan. Sentid sobre vuestros rostros las caricias de los últimos destellos del Sol benigno. Cantan los pájaros en vuestro Honor.

Pero ¡por favor! Sentaos a la mesa; os serviré cerveza, y hablaremos al amor de la lumbre. Pronto estará lista la sopa, y podreis descansar. La madera es acogedora, y ya he preparado unos camastros de heno. No es mucho lo que os puedo ofrecer, pero sabeis bien que mi pequeño mundo es también vuestro.

Ya humea el caldero; la Felicidad se esconde detrás de cosas pequeñas. Tomad las cucharas.

¿Os fijais? Callan los pájaros, hablan los grillos. Esta noche encenderé en el Firmamento una bella Estrella que brillará sólo para nosotros, sólo en Nuestro Mundo...

viernes, 21 de septiembre de 2007

Carta al Ser Desaparecido


Querido amigo... ¡quisiera saber dónde te hallas! Echo tanto de menos tu risa sincera, tu confianza ciega, tu noble sentido de la Palabra... ¿Recuerdas cuando hace unos años paseábamos a diario descubriéndonos secretos mientras saboreábamos las grises mañanas? Cada paso dado fortalecía nuestra Amistad de Hierro. ¡Y cómo reíamos!


Me enseñaste a ser libre, a ser adulto. A afrontar todas las consecuencias de mis actos, con el brillo de la Verdad en mis ojos, con la cabeza bien alta. Palabras las tuyas que como un Maná dulce empaparon mi corazón de por vida. Qué balsámico efecto el de tus abrazos, el de tus consejos y tus minutos en Silencio escuchando mi voz rota...


¿Por qué desapareciste tan repentinamente, sin avisar, sin decir adiós? Tal vez nunca te diste cuenta de que te alejabas por momentos, y tampoco yo supe retenerte. Quedó en tu lugar un Vacío tan desagradable... No puedo culparte. Porque no sé si la culpa es mía, o si el culpable eres Tú. Ni me importa, ni creo en el fondo que haya culpables cuando no hay afrenta cometida. Pero tu marcha es tan real y tangible como tangible es el dolor que siento al escribirte. Dolor mío de cada día que quebró mis alas de mariposa, y rompe la tela de la araña.


Escribo estas líneas para homenajear al Hombre Desaparecido a quien tanto necesito. Allá donde estés, recuerda el Amor que por ti profeso. Con desesperación sigo buscándote a veces. Pero se encarga la Vida con cada nuevo capítulo de enseñarme que hay cosas que terminan, se van, o tal vez huyen, para no regresar jamás... Perdona si alguna palabra se ha borrado; no tengo con qué enjugar mis lágrimas.


Hasta Siempre...


Soul Naked


Desnudo mi alma en busca de versos perdidos en mi memoria. Un soneto invisible plasmado en la hoja en blanco. Danzó la Mala Fortuna, y yo bailé con ella.


Lo más cruel es rebuscar en el Pasado para inspirar a la infructuosa pluma. Pierdo la consciencia, tan sólo intuyendo el dolor espantoso que por entonces sufrí. My silent time of Losing...


No brotan las palabras, ni las rimas. El alma desnuda tiembla de frío. Y de miedo. Porque es vívido el Recuerdo. Y poque no encuentro los versos.


viernes, 14 de septiembre de 2007

Aún es de noche


Salgo de casa por la mañana para ir al trabajo, y aún es de noche.

Hace apenas unas semanas era muy distinto, cuando mis pasos hacia el coche eran acompañados por los cantos de los pájaros, y el horizonte herido de muerte me recibía con los brazos abiertos.


Pero ahora es de noche aún. Lo que me hace recordar que el Tiempo no se detiene, que acelera su paso, que nos pisa los talones. Es de noche aún. Septiembre ha consumido la mitad de su vida, y el Otoño lamenta que habiendo apenas nacido, pronto sucumbirá a un Invierno extraño.


Cuando llego al trabajo, media hora después, caigo en la cuenta de que aún es de noche.

Oscuridad, espiral. Se rompen los Ciclos. No hay marcha atrás.


Apenas unas horas de Luz para sentirnos vivos, e intuir el aroma a Tierra mojada.


La Tarde es un suspiro gris.


Me ducho. Ya es de noche.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Restless


Duermen las ciudades. Murmullos invisibles de insectos nocturnos. El maullido de un gato. Y en medio de todo, yo y mi insomnio, abrazados bajo la sábana por segunda noche consecutiva. Achaqué al calor la falta de sueño la primera noche; dos veces, no puedo. Seco el sudor de mi frente, y doy la enésima vuelta, presa de la ira.


Hace muchos años alguien plasmó en forma de óleo sobre tabla este mismo momento.


A mi izquierda, la noche plácida ampara a quienes buscan descanso, y les ofrece su negro regazo: el paraíso.

A mi derecha se desata una guerra de locos; gritos, luces, falta de respeto. La enfermedad diagnosticada y la que está por diagnosticar: el infierno.

Doy por hecho que mi habitación es el mundo, triste y oscuro, sin esperanza. Donde nada cambia, donde nada prospera. Donde la apariencia supera a la realidad, y nos encamina hacia la perdición.


De tuin der lusten.


Las tres y media. El agotamiento se apodera de mí, y mi estómago es recorrido por calambres.

Sé que en algún momento perderé la consciencia. Y cuando suene el despertador, me levantaré y lavaré mi cara, como tratando de borrar de ella los signos de la fatiga. Y afrontaré el día con las mismas ganas de siempre, mas mermadas las fuerzas. Las cuatro menos cuarto. No sé cuánto más podré aguantar. Puedo oir los segundos huir, salir corriendo y escapar en la oscuridad. Cierro los ojos, y empiezo a desvariar.


Flota en mi mente una pregunta. ¿Cuánto más podré aguantar?